La Policía Local ha entrado en un domicilio de San Martín de Valdeiglesias (Madrid, España) donde se ha encontrado a varias personas de origen taiwanés muertas y a otras en un estado de desamparo y muy sucios. El hallazgo ha tenido lugar en un chalé de una urbanización de esa localidad, y los agentes que han entrado han comprobado que los fallecidos estaban en un avanzado estado de
descomposición, por lo que podrían llevar varios días o incluso semanas muertos.
Los agentes acudieron en varias ocasiones al chalé, pero hasta ayer mismo no pudieron localizar a una persona, que se encontraba en tal estado de deterioro que les llevó a pedir una autorización judicial para entrar en la
vivienda.
Con la autorización judicial accedieron al domicilio descubriendo que toda la familia -dos adultos y cinco niños con edades comprendidas entre los 4 y los 14 años- estaban reunidos en el salón y de esos siete miembros tres, el padre y dos hijos -el tercero y el cuarto, de 6 y 9 años- habían fallecido.
La madre, que se encontraba en un estado muy débil, y su hija de 12 años, han atendido a los agentes y a Servicios Sociales cuando han entrado en la casa.
Lo más curioso es que si no llega a ser por el protocolo de absentismo escolar no se habría llegado a tiempo para atender a los cuatro supervivientes de la familia taiwanesa.
La familia "vivía en el salón" ya que el resto de la casa está en perfectas condiciones. No hay signos de violencia y los vecinos ni siquiera oían que utilizaran la cisterna.
En los años que esta familia lleva residiendo en el lugar no ha dado ni un sólo problema, ni había llegado a pedir ningún tipo de ayuda social en el Ayuntamiento. Ni siquiera habían pedido
alimentos a los Servicios Sociales municipales. Los hermanos iban
regularmente al colegio público, no fallaban nunca, siempre iban aseados y limpios. Era una familia completamente normal hasta que a mediados del mes de noviembre de repente dejaron de acudir al centro escolar y, salvo la hija mayor, que lo hacía de forma puntual, el resto de la familia no salía de casa.
Parece ser que la familia atravesaba una situación económica delicada porque el padre llevaba más de un año con trabajos temporales y recogía objetos de la basura para reutilizarlos. Por su parte, los niños iban algunas veces a casa de otros niños de la vecindad para jugar, y se comportaban de forma normal y se lo pasaban muy bien durante el verano. Los niños jamás se quejaban de nada, e incluso la madre mandó a estos en una ocasión con unas pastas chinas integrales en agradecimiento porque les habían dado ropa y otras cosas, aunque ésta no tenía relación con la vecindad porque no
hablaba español.
Todos los miembros de la familia eran muy educados, aunque no se relacionaban con casi nadie. Pero últimamente, los niños pasaban mucho tiempo solos, no abrían la puerta a nadie y apenas si se veía luz en la vivienda.