El popular villancico "Noche de Paz" cumple 190 años
El texto del popular villancico "Noche de Paz" nació hace 190 años en la localidad alpina de Lungau, en la región de Salzburgo, en un año marcado por la inseguridad política y el mal tiempo.
Fue en 1816 cuando el sacerdote Joseph Mohr, de la Parroquia de Santa María en Lungau, compuso en alemán las estrofas navideñas que dos años más tarde, en la Nochebuena de 1818, se interpretaría por primera vez, con la composición musical de Franz Xaver Gruber, en la Iglesia de San Nicolás de la localidad de Oberndorfer.
Así, en Austria se recuerda hoy el nacimiento del texto de "Stille Nacht, Heilige Nacht" (¡Noche de Paz! ¡Noche de Amor!), que según los historiadores refleja la difícil situación de inseguridad por la que pasaba la población alpina en esa época, tras el fin de las guerras napoleónicas que dividieron a la región.
La parroquia donde ejercía Mohr sufrió bajo la ocupación de las tropas bávaras, que entre otros se llevaron a Múnich (Alemania) algunos de sus más preciados objetos de arte, y la canción navideña expresa el profundo deseo de paz, se recuerda en el "Folleto de la Sociedad Noche de Paz" de este mes.
Pero además, 1816 pasó a la historia como "el año sin verano", porque la erupción en abril de 1815 del volcán indonesio Tambora desencadenó mal tiempo y una pésima cosecha en toda Europa central, lo que trajo hambre y penuria a la población. En la primavera de ese año la región sufrió inundaciones y nevadas, y en Viena se acuñaron "Monedas del Hambre", para recolectar dinero con su venta y ayudar a los más necesitados.
Según los expertos, la erupción de Tambora en 1815 fue la mayor explosión de un volcán registrada, y causó la muerte a más de 100.000 personas. Entre 100 y 150 kilómetros cúbicos de piedra escupió Tambora, cuya altura se redujo tras la erupción en 1.100 metros, mientras que su ceniza formó un "velo" en la atmósfera que hizo bajar las temperaturas del planeta en cerca de dos grados.
Los científicos reconocen hoy que la erupción del volcán fue la causa de múltiples catástrofes climáticas en China, India, América y Europa, si bien en el Viejo Continente se desconocía entonces la relación de la difícil situación con lo acaecido en Asia.
Ni el cura Mohr ni el compositor Gruber podían tampoco imaginar entonces que su canción de Navidad, que según la leyenda se compuso para guitarra y coro tras corroborar que el órgano estaba corroído por los ratones y que no había dinero para repararlo, iba a adquirir fama universal y ser traducida a más de 300 idiomas y dialectos.
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